Letija Karderona mamma diviem puikām!
uchó por ser madre durante más de una década, desde que se casó por primeravez, pero fue Juan Collado con quien Lety Calderón, luego de un largo tratamiento, experimentó la bendición de ser mamá de dos simpáticos niños: Luciano y Carlo, de ocho y nueve años, respectivamente.
-Lety, ¿qué significa para ti ser madre?
"Es lo más maravilloso que me pudo haber pasado. Ser madre es una gran bendición y me siento plena, satisfecha y muy agradecida".
-¿Cómo recibiste la noticia de tus embarazos?
"Con Luciano fue un tratamiento de muchos años, de intentarle y esperarlo mucho. Cuando me dijeron que estaba embarazada fue una gran alegría, aunque también tenía miedo, porque ya había tenido un embarazo fallido y pasando los tres meses ¡no me la creía! Empecé a ver mi panza cómo crecía y todos los días presenciaba el milagro de la maternidad. Carlo fue una grata sorpresa, porque me embaracé cuando Luciano tenía tres meses de nacido; ahí no hubo tratamiento ni nada. No fue planeado, pero sí esperado y también estoy muy agradecida".
-¿Fue difícil tu debut como mamá? ¿Quién te ayudaba?
"Ambos fueron muy diferentes, porque Luciano estuvo sus primeros 15 días en el hospital. Cuando me lo entregaron, tuvo que llegar a casa con una enfermera, porque llevaba aparatos, oxígeno y no succionaba mi pecho. Entonces me sacaba la leche y se la daba en mamila, pero como no quería, lo intentamos con gotero, jeringas y de mil maneras. Me ayudó mucho la enfermeracon Luciano. Con Carlo fue distinto, estuvo más tiempo en mi cuarto, aunque yo me sentía mal; me diagnosticaron ¡preclamsia posparto! Tuvieron que nivelarme la presión durante casi cuatro meses".
-¿Qué sentiste la primera vez que te llamaron mamá?
"Con Luciano fue una locura, porque él no quería hablar, por más que yo le decía 'mamá. Así me la pasaba todo el día y él sólo decía la vocal 'a' ¡y nada! Pero me acuerdo que una vez, saliendo de una terapia con delfines, le estaba dando su mamila, volteó a verme y me llamó mamá. Le pregunté: '¡¿Qué?!', me miró de nuevo y me dijo 'mamá'. Bueno, lloré, grité como loca, me emocioné mucho, le llamé a toda la familia para avisarle y después deeso ya no me lo repitió, se volvió a tardar. Ha de haber pensado:
"'Si selo vuelvo a decir, va a enloquecer (risas)'. Lo hizo de nuevo cuatro ocinco meses después, tenía como un año y medio. Obviamente, por su condición, tardó un poco más en hablar y caminar. Carlo caminó a los 11 meses y Luciano hasta los dos años y tres meses. Cuando Carlo me dijo 'mamá', también me emocioné mucho, lástima que no tenía Twitter, porque lo habría subido a la red", manifiesta.
-Luciano y Carlo se llevan muy bien, pero ¿cómo comenzaste a hablar con Carlo de lo especial de su hermano?
"Él de alguna manera se daba cuenta. Tendría como tres o cuatro años y fuimosa pasar un fin de año a Acapulco, Guerrero, pero Luciano se me enfermó de gripa. Entonces se quedó en el cuarto con la enfermera y yo me salí con Carlo, porque ya tenía una reservación en un restaurante. Estábamos a la orilla del mar con una vela, un piano muy romántico y ahí le dije: 'Corazón, ¿te has dado cuenta de que tu hermano es especial? Tiene síndrome de Down. Eso quiere decir que va a aprender a hacer todo, pero más lento; es la única diferencia que tiene de otro niño?. Y me dijo: 'Mamá, no te preocupes, yo lo voy a enseñar y siempre lo defenderé'".
-¿Qué quieres ser para tus hijos?
"Una mujer a la que respeten y valoren; si puedo ser un ejemplo paraellos, sería lindo. Carlo me llenó de felicidad y satisfacción cuando una vezme dijo: 'Oye, mamá, ¿te puedo decir una cosa que a nadie más le puedo contar?', y le dije: 'Claro, mi amor, cuéntame'. Quiero que me tengan confianza, no miedo, y contar con la sabiduría para guiarlos".