Martín Acero quiere ser dueño del mundo y si para lograrlo tiene que casarse con Manuela Dávila, la hija de un hombre muy rico, no dudará en hacerlo, el es malo malísimo, de esos que nunca mueren. Angel Salvador es un chico que nació en la estación del metro y aunque es bautizado por su madre como Angel en la calle lo llaman El Diablo. Sale de la cárcel y para su fortuna se le atraviesa Manuela, su abogada, ella es la que le da la oportunidad de trabajar en su oficina. Manuela por el contrario, desde que conoce a Salvador comienzan sus dudas de lo que realmente siente por su prometido. Al final lo que ninguno de los dos se espera es que acaben enamorándose.
Este es el tipo de historias que nos atrapan pues cuando hay una pasión desaforada hace que nos enganchemos a la pantalla, bueno, bien se dice que las telenovelas son para soñar y por eso mismo es que nos gustan, que tengan un punto de ensoñación e irrealidad.